la cueva eléctrica: Me llamo Yolcos. Ese no es mi verdadero nombre

la cueva eléctrica

Llegaste? Escucha la trama salvaje y civilizada de nuestra ciudad-teclado. La cueva eléctrica...

sábado, junio 16, 2007

Me llamo Yolcos. Ese no es mi verdadero nombre

Capitulo uno.
En donde inicio haciendo un plagio a una novela del escritor Paul Auster.
Me llamo Yolcos. O me dicen Yolcos.
Yolcos no es mi verdadero nombre.
Capitulo dos.
Qué día es hoy?
Sepa. Y no es importante, quizás por que todo ocurre al menos una vez en la mente. Dicen que los acontecimientos más importantes en el mundo, ocurren en la mente. Eso dicen.
Qué diferencia tiene el recuerdo de algo soñado con el recuerdo de algo que realmente sucedió? Sepa.
Sucede que hoy me levanto, a deshoras, claro, y estoy en calzones. En mi cama. Con la puerta abierta. En mi cuarto… ( mi cuarto es un gran desmadre que tiene nido dentro de otro gran desmadre mayor), pero en chones? Y con la puerta abierta? Así me despierto y no sé si estoy entrando o saliendo de mi peor pesadilla.
O sea: abro los pinches ojos y no entiendo que qué chingados.
Por lo visto la noche ha sido un conjunto verdaderamente nefasto de signos, de augurios: el mal voló hasta mi cuarto, me persigue:
Capitulo tres.
Primer signo: Mi cuerpo.
Bajando por el pecho desde la altura de las tetillas ( maldición, rodeadas de pelos canosos) hasta media pata, estoy embadurnado por algo-asqueroso-oscuro, ( mierda?, sangre?) No, no hiede. Me toco. Sangre? Ese olor lo recuerdo: Tengo 10 años, despierto tras una hemorragia nasal horripilante y mis cachetes y la almohada son una misma costra caliente que me ha dejado para siempre pegada en el alma ese lindo olor a moronga. Pues, no. Lo de hoy sangre no es, y aún así me toco alarmado, buscando una herida y me llevo ambos índices a mi abdomen, a mi costado derecho, siguiendo el curso de una cicatriz no muy vieja (estallamiento del apéndice) que gané en un quirófano ( eso sí, de quinto nivel) del seguro social, cicatriz discreta, solían hacerlas mayores, que siempre me arde en tiempos de calor pero que siempre me arde en los de frío, pero no encuentro labios abiertos de herida recientes, entonces qué chingados me digo y pienso que qué tengo pegado a la piel, que qué jijos fue lo que pasó. Fui a un duelo? Ataque de insectos? En mi cuarto suele haber hormigas, las cabronzotas de cuerpo blindado que no se mueren con un pisotón. En fin, este es el primer signo, y sin duda que es muy malo.
Me pongo mis lentes, pues ya bordeo el pánico real, me cae que esta mierda pegada a la piel ha de ser sangre, o miel o cajeta? Puta madre, que horror! La cama y el colchón qué asco! Qué oso, que asco!
En el piso está un plato hondo de plástico, y junto a él, una cuchara metálica, cosas que como guey levanto y llevo a mis ojos. Ahora veo que están llenos de la misma mierda. Y no hay hormigas, qué raro. Un recuerdo me ilumina!
Y es que antes de jetearme en la cama, claro, debo de haber ido a la cocina, a punto pedo, hasta el refri y salir de ahí llevando ese plato hondo, luego en la escalera encuerarme y por fin meterme en la cama hasta quedarme dormido, que rico sueño, con mis 5 bolas de nieve de chocolate, en mi plato sobre el pecho. Pinche mounstruo de chocolate, no creo extrañarte!
Segundo signo nefasto: Un jodido teléfono celular.
Mi viejo nokia está desmantelado al pie de mi cama, frente al ventilador encendido.
Capitulo cuatro:
Tercer signo nefasto: Dedo gordo del pie derecho: la uña azul.
No fue el chocolate seco en mi cuerpo con su textura de cicatriz de quemado lo que me ha despertado, ni el nokia blanco al pie de mi cama. No. Lo que en primer lugar me ha despertado es la sensación de un clavo que te destroza entra entre la uña y la carne del dedo gordito del pie! Uy, la virgen! Pinche noche ignominiosa que me has robado la uña del dedo gordo! Dónde? Cómo? Cúando?
Noche violenta, malvada! El reino del caos reptando en mis espaldas! Rezo, me persigno, escupo tres veces al piso, ensamblo mi nokia, pieza a pieza, teclado impermeable de plástico color blanco, batería de litio, tapa de batería de litio, y el puto chip? No está
Maldita sea! Quinto, sexto o séptimo signo! El mal nacido del valle del silicón! El puto chip!
Rezo, me persigno, maldigo y escupo siete veces!
Entonces recuerdo: estoy en el retrete, me miro al espejo, abro la tapa del inodoro ( por qué diablos les dicen así?) buscando provocarme vómito, suena un mensaje en el nokia, estoy muy pedo, se cae a la taza, veo en cámara lenta las gotas del agua que desplaza, en cámara rápida lo rescato con la izquierda ( pudor de hombre diestro, claro) abro el grifo de la caliente, le vacío de a putazo el frasco de jabón liquido, shampoo y otras pendejadas que encuentro por ahí. Lo seco, ( primer guácala ) con papel higiénico, hago una pausa y me vomito ( segundo guácala )
Tomo aire, y mientras pienso en las revelaciones de San Juan, me echo agua a la cara, estoy un poco histérico.
Por fin me animo y pieza a pieza desarmo mi nokia para secarlo bien frente al ventilador. Al ver su cuerpecito desarticulado, pienso en la fragilidad del mundo: Teclado impermeable de plástico color blanco, tapa de batería, batería de litio, chip de la artera compañía de telefonía celular, el mal nacido del valle del silicón.
Noche nefasta, habrá que borrarte de los momentos felices de mi vida! Tan pedo llegue?
Y el chip?
Antes de jetearme de nuevo decido, movido por poderoso e irracional impulso, poner de cabeza todo mi cuarto, para darme cuenta después de 15 minutos, que el chip no está por ningún lado, me resigno al oscuro designo de las fuerzas del caos, y me meto a la regadera para quitarme los pellejos, restos y costras de chocolate. Salgo escurriendo hasta sentarme a mi cama. De nuevo, mientras me seco los sobacos con una toalla ( último rastro de civilización en mi pocilga de cuarto) dispuesto a olvidarlo para siempre, lo repito
Y el chip?
Y al restregarme las espaldas se me despega de la piel y cae el maldito frente a mi, como burlándose.
Lo observo bien. Le doy la vuelta. Fuera de que está lleno de chocolate, está intacto. Increíble. No se fue al caño bajo la regadera. Como no sé si eso es bueno o es malo, le limpio el chocolate y lo meto en su sitio. Increíble que funcione.
Intento pegar los ojos.
El sonido de las aspas de mi ventilador cyclone se me figura el ruido de un enorme insecto.
Duermo.
Me llamo Yolcos.
Yolcos no es mi verdadero nombre.

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