la cueva eléctrica: Espacios para llorar

la cueva eléctrica

Llegaste? Escucha la trama salvaje y civilizada de nuestra ciudad-teclado. La cueva eléctrica...

sábado, junio 16, 2007

Espacios para llorar

En respuesta a una casi carta de Liz Flores.

Por qué las casas no tienen espacios para llorar? Sabemos que hemos de dotar a la casa de espacios para la felicidad (nunca fingida) y se ha intentado ya, pero ahora tratamos del espacio del lloro, de la lágrima terrible, humilde o avasalladora. Y pedimos ese espacio para la casa y también para la ciudad que es una casa de casas como me ha dicho mi amigo Blas Roldán.
Espacios para el lloro público en las plazas y jardines de la ciudad, espacios para el lloro comunitario y orgulloso, espacios públicos para el lloro valiente, y todas las esferas y categorías públicas, semipúblicas y semi privadas para hacer el lloro ciudadano.
Y en la escala doméstica, nunca más espacios anodinos y empobrecidos para el lloro doliente. Espacios para llorar en la luz, o llenos de sombra, luz blanca y sombras negras como las que promueven en sus muros Tadao Ando o Louis I. Khan, maestros de la poesía.
Y cómo se ha de llorar? Siguiendo los preceptos de los que saben o a lo loco? Como sea, tal vez, pero escuchando alguna vez las maneras de Julio Cortázar o las de Elizabeth Flores, o de la tía propia. Habrá caminos para llorar? Sí. Pero y cómo serán? Habrá que hacerlos. Habrá pues, espacios marcados y diseñados ex profeso para el sino del lloro.
Algunos sitios contemporáneos del lloro: hacer la lista sería imposible, por grosero. No es sólo ese sitio oscuro, junto a un cajón, un sitio que sobra a un lado de una despedida, alargado en mil otras actividades que lo ensucian o contextualizan. Hablamos aquí de otra cosa, tal vez se trata del sitio puro del lloro, una geometría sin ayudas ni sostenes, y por ello, imprecisa, sin contexto. No aludir al disimulo o al fácil remedo, no un bosque con un caminito y una banquita para los novios, no. Imprecisos por impresionantes e imprescindibles: llorar es imprescindible, como una placita habitada por las cosas de Eduardo Chillida. Cada casa debía tener a Chillida dentro. Pero con qué cosas se relaciona el llorar? Con el estar dentro o con el estar fuera? Llorar es tener una cicatriz y ser conciente. Nadie puede vivir sin salir lastimado tarde o temprano, llorar es una actividad importante de la vida. Y cada casa y cada ciudad ha de tener su cicatriz, yo tengo algunas pocas que me dan cierto orgullo...

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