la cueva eléctrica: Marisol, un café, Bernini y los Niños Héroes

la cueva eléctrica

Llegaste? Escucha la trama salvaje y civilizada de nuestra ciudad-teclado. La cueva eléctrica...

viernes, julio 13, 2007

Marisol, un café, Bernini y los Niños Héroes

El día amenaza a lluvia y estoy en la esquina esperando un autobús. Subo al primero que para sin fijarme en la ruta, ya que voy a pocas cuadras. La unidad S-0788 tiene un texto en la cabina del conductor, sobre el cristal:

Por disposición de la SVT
la bajada es por
la puerta de atrás y
únicamente en paradas
autorizadas.


Más abajo, con letras pálidas y sobre la caja del cambio dice:


SOLO CRISTO SALVA


Veo el reloj. 06:25 p.m. Hoy es 13 de julio del 2007. Me bajo delante, en Chapultepec con La Paz, y camino una cuadra hacia López Cotilla.

En el camellón alcanzo a distinguir una escultura de bronce. Es el Niño Héroe que murió por la patria, y se parece mucho a esos soldaditos de plástico con los que jugábamos de niños. El Niño Héroe es idéntico a esos monitos salvo que es más grandote. Pero el Niño Héroe no pertenece a la infancia actual, que pide monedas entre los autos, bajo la lluvia y los semáforos. En nuestro país caulquier niño es niño héroe.

Entro a un café.

Desde mi mesa puedo ver el movimiento de la calle. López Cotilla con Chapultepec. El café está situado en un edifico de uso mixto. Su planta baja es comercial , y más arriba hay oficinas y cajones de estacionamiento que se rentan. En ambas puertas de cristal, se lee en letras grabadas con arena:

SKCUBRATS
YNAPMOC EFFOC

El aroma a café es delicioso. El ambiente anodino, como cualquiera de los de esta tienda. Pido uno regular grande y tomo una mesa. La chica de al lado aparenta unos 20. Se llama Marisol. Preparatoriana. Se dispone a apagar su lap top. Antes de que guarde sus cosas en la mochila, doy un vistazo a su figura. Su rostro de niña, su pelo ensortijado. Alta, esbelta, piel blanca, nariz respingada, ropa muy pegada al cuerpo. Dan ganas de abrazarla y darle un beso a ella y a todos los adolescentes que leen. Mientras guarda su libro, en la tapa leo: “Seda” de Alessandro algo, compactos Anagrama. Llega un chico de la misma edad. Moreno, barba de varias semanas, lentes transparentes con partes caladas en negro, muy fashion. Se miran sin decir nada, y luego miran alrededor a ver si alguien los ha visto. Él toma la mochila y la carga en su espalda. Salen de la mano, pero con cara de malos. Nada de carita de borregos.
Enfrente tengo a otra pareja. Él es Manuel y ronda los 40. Ella, No sé, su vaso de cartón está girado así que puedo leer su nombre, aparenta unos 30. Su aspecto es bastante corriente. Manuel le ha comprado un café igual al suyo con una gran rebanada de pastel. A pesar de que No Sé no ha dicho ni una palabra, o tal vez precisamente por ello, aunado al hecho de que sus rostros están a una distancia fija situada entre los 20 y los 50 cms, podemos afirmar que estos dos se traen algo. La ciencia de la proxémica nos dice que en nuestra cultura, las distancias que median en el rango de entre los 20 y los 50 cms. pertenecen al universo de las relaciones íntimas. Manuel habla y habla que sólo Dios sabe de dónde le pueden salir tantas frases a la primera. Por fin Manuel se levanta, al baño tal vez, y No Sé queda sola. Ahora pienso que la puedo mirar más al natural, más como ella es, pero es inútil. No Sé permanece quieta, y pienso en lo que buscaba Gian Lorenzo Bernini al hace un mármol. Para captar mejor el sentido de cómo es alguien, debemos observarlo en movimiento, en actividad, haciendo algo, que es cuando nos parecemos más a nosotros mismos: en la quietud, los bustos de piedra no muestran el alma de la persona humana.

Imagen del gran Gian Lorenzo Bernini

Regreso otro día para enviar unos correos. La lluvia ya pasó y aunque ahora vengo en un auto, he tenido que saltar un par de charcos antes de entrar. Todos los chavos y las chavitas se parecen. Será que están felices. Su algarabía los hace iguales. Todos usan playera bastante delgada a pesar de que ha llovido y la temperatura baja por la noche. Todos usan pantalon de mezclilla con las puntas de los pies deshilachadas, y tenis de tela de colores vivos. Las chavitas, blusas con mangas muy cortas que dejan al descubeirto la mitad de sus hombros. Prefieren el rosa y los diseños a base de rayas delgadas horizontales verdes y blancas. Tambien son populares las playeras con slogans y frases cortas. Sonrien, dan sorbos a su café, son como cachorros jugetones y despreocupados. Ellas comparten con ellos la espuma de su capuchino con la punta del popote. Las chavitas de Guadalajara cuando son morenas, tienen unos ojos negros almendrados enmarcados por cejas muy bien marcadas que les dan a su mirada encantadoras notas mediterráneas y árabes. Le gustaría a uno verlas andar en los patios de Barragán bajo las cambiantes sombras de los arboles....

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